Hoy es otra de esas noches en las que acabo sola, con el ordenador, fumando un cigarro a escondidas (dura vida la del fumador con la ley antitabaco), y echando de menos a tanta gente... Esos momentos que antes me servían para desconectar, para limpiar mi mente, aquí no existen, y eso hace que no consiga que mi cabeza deje de dar vueltas, más de las que debería. Está siendo una excavación rara, sin desaparecer del mundo, sino más bien al contrario, más dentro del mundo que nunca. A las 12, como Cenicienta, ya están todos durmiendo y a mí no me queda más compañía que la de mi ordenador y aquellos noctámbulos que me acompañan cada noche al otro lado de la pantalla. A pesar de todo, sigo manteniendo las buenas costumbres y me niego a irme pronto a dormir, aunque esta vez el causante de mis pocas horas de sueño no sea una noche de fiesta. Sólo necesitaría que mi cabeza dejase de girar, que dejara de recordar esos momentos que duelen tanto, que se olvidase de ese mundo exterior y entrase en esa vida aparte que tanto echo de menos y que tanto me relaja...
Saludos desde Munoaundi (Azkoitia, Gipuzkoa)
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