Esta noche es la lluvia de estrellas, pero este año no podré verla. Las luces de la ciudad no me dejarán admirar ese cielo estrellado, así que tendré que conformarme con recordar esas noches termestinas en las que, sentados en el ábside, nuestros ojos miraban al cielo, viendo caer una, dos, cientos de estrellas, mientras pedíamos nuestros deseos que, tal vez, nunca se cumplieran. Esta noche recordaré que no tenía que estar aquí, sino perdida en esos montes solitarios, llenos de paz, sólo rota por nuestras conversaciones, y siempre deseando apagar ese foco que tantas veces intentaba impedirnos estar en la más absoluta oscuridad.
3 comentarios:
Joooooo
paseando me he encontrado con tu blog.
un saludo de parte de otra arqueologa, que tambien se enamoro en y de Tiermes, y que es parte del plenilunio como IX luna de hace algun tiempo.
suerte en madrid
gracias, anónima termestina. Algo tiene Tiermes, que no nos deja indiferentes y hace que nos enamoremos de esa comarca. Y es un buen lugar para enamorarse ;)
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