Y trece años después nos encontramos, de casualidad, en un bar.
-Perdona, te llamas Nuria?
-Sí.
-Soy Sillo.
Años y kilómetros de distancia hicieron que perdiéramos el contacto, tú has cambiado y yo también, pero en el fondo seguimos siendo igual de amigos. Y hablando, descubrimos que las casualidades continúan, que hemos estado en el mismo concierto, en la misma sala, con menos de quince personas, y no llegamos a vernos.
Pero esta vez la tecnología está de nuestra parte.
26.3.07
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